La acupuntura facial es una extensión de la acupuntura tradicional, ayuda a que la piel luzca más joven y saludable entre otras ventajas. A diferencia de los procedimientos convencionales, esta acupuntura aborda no solo los signos del envejecimiento, sino también la salud de la piel. La acupuntura facial ha demostrado que favorece la producción de colágeno y elastina, reafirmando la piel y rellenando arrugas.
Beneficios de la Acupuntura Facial
Entre los beneficios que tiene este tratamiento facial natural se encuentran:
- No es doloroso ni requiere un proceso de recuperación.
- Estimula y reestablece la salud y armonía de órganos internos.
- No produce secuelas, ni inflamación.
- Los resultados se pueden ver pronto. Lo ideal es tener un tratamiento de 10 sesiones, por lo que el cambio y la mejoría se aprecia luego de la mitad.
- Al rejuvenecer naturalmente, la expresión del rostro se suaviza y no cambia ni se deforma, por lo que es una buena alternativa a la cirugía estética.
- Ayuda a reparar la función de los sentidos como la vista, el oído, gusto, etc.
- Los efectos colaterales positivos pueden incluir aumento de energía, pérdida de peso, disminución de la ansiedad y mejorar la digestión.
La acupuntura facial activa el flujo energético en el rostro
De acuerdo a la tradición china, la energía (chi) circula en el cuerpo a través de puntos conocidos como meridianos. Los cuales se activan mediante las agujas.
Por esta razón, al aplicar acupuntura en zonas estratégicas del rostro podrás desbloquear los meridianos que circunda. Permitiendo así un el libre flujo energético que le dará más salud y vitalidad.
La acupuntura facial estimula la circulación sanguínea
Estos mismos microtraumas y heridas hacen que el organismo envíe más sangre a la zona afectada. Lo que se traduce en más irrigación en el cutis.
A mayor circulación sanguínea mayor es la cantidad de nutrientes y oxígeno que llegan a la epidermis junto con el desecho de los residuos que ahí se acumulen.
¿Cómo funciona la acupuntura facial?
La acupuntura facial es una práctica que funciona al abordar y prevenir las causas del envejecimiento, como la falta de sueño, los problemas digestivos, y los desequilibrios emocionales y hormonales, todos los cuales pueden manifestarse como síntomas en la cara, en forma de arrugas prematuras, hinchazón, ojeras y flacidez. Aumenta la circulación linfática y sanguínea, por lo que mejora el tono muscular y la micro-circulación sanguínea del rostro, induciendo a la nutrición celular, reavivando el brillo facial y evitando la degeneración de las células por falta de nutrición.