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DAÑO AUDITIVO

Daño auditivo

Diariamente nos ocasionamos algún daño auditivo. Al tener exposición a un ruido muy fuerte se genera un daño cerebral. Sin embargo, de tratarse a tiempo puede llegar a revertirse; debemos ser conscientes que el uso de los audífonos, asistir a conciertos, el ruido del tráfico en la calle, son factores que nos dañan.

Los síntomas suelen iniciar con problemas al contestar su teléfono, ya que no escuchan a la otra persona. También inician los problemas para entender conversaciones en ambientes ruidoso, e inclusive requieren subirle demasiado el volumen a la televisión.

Cabe recordar que desgraciadamente todos estamos expuestos a padecer este mal. Ya que las principales causas de contaminación acústica, son principalmente las actividades humanas como el transporte, la construcción de edificios y obras públicas, entre otras.

Diferentes organismos internacionales han comentado que se corre el riesgo de una disminución auditiva. Así mismo, puntualizan la posibilidad de algunos trastornos como pueden ser, la paranoia y perversión.

Dispositivos, ¿los causantes?

En la actualidad el uso de los dispositivos es una parte esencial para las personas. Cuando se va al trabajo, la escuela, incluso al hacer ejercicio, estos dispositivos han generado un aumento en consultas por problemas auditivos.

Cabe recalcar que, de no atenderse esta problemática a tiempo mediante una intensa prevención, tendremos una epidemia de sordera prematura en los próximos años.

A pesar de esto, el uso de audífonos no son los causantes del daño auditivo. Más bien es el volumen con el que se escucha la música lo que afecta. Debido al nivel de vida que se suele tener en la Ciudad de México y el ruido genera, da como resultado el tener que subirle al volumen de los dispositivos.

Se recomienda el uso de audífonos que se coloquen sobre las orejas en lugar de aquellos que se introducen en el oído. Ya que los primeros tienden, de por sí, a disminuir los ruidos externos. Existen, inclusive, nuevos dispositivos diseñados para garantizar una mayor tasa de supresión del ruido externo, lo que favorecería la escucha a menor volumen.

Reduciendo el daño

El máximo que tolera el oído humano es de  80/85 dB (decibeles) durante un período máximo de 8 horas. Posterior a este tiempo comienza a producirse daño en las células del oído interno. Sabemos que una persona está superando esta cantidad si podemos oír la canción que está escuchando. Esta es una forma fácil de darse cuenta que debemos decirles a nuestros hijos que bajen el volumen.

Consejos

  • Cambiar el tipo de auriculares, intentando elegir siempre los que cubren la oreja por fuera.
  • Mantener el volumen bajo: una buena guía es usar el volumen a la mitad de lo que permite el dispositivo.
  • Limitar el tiempo de escucha o protegerse. Es importante dar a los oídos períodos de reposo; en discotecas o recitales, donde el volumen suele ser excesivamente alto o molesto, es recomendable usar tapones en los oídos.

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