Tal vez querido lector no haz de saber que es la procaína y te preguntas cosas como, ¿qué es?, ¿para que sirve?, ¿en que lo ocupan?, ¿parte de que es? Etc. … Si es el caso, en ese artículo esperamos solucionar algunas de tus dudas, para continuar con el tema vamos a viajar un poco al pasado y es porque la procaína es un anestésico local que lleva utilizándose desde hace más de 50 años por sus propiedades no tóxicas y por su compatibilidad con los tejidos. La procaína tiene la capacidad de restablecer la comunicación nerviosa perdida.
En el pasado por el siglo XX para ser exactos en 1930, el Dr. Leriche comenzó sus estudios con la procaína, el cual rápidamente se dio cuenta que podría tener un efecto más allá de su uso inicial en la cirugía al documentar que la inyección de la procaína podría beneficiar a los ancianos. Creyendo que la vejez y sus enfermedades, son causadas por un sistema nervioso que ha sido alterado por causas dañinas ambientales, el Dr. Leriche observó algo en la procaína que podía mejorar el daño ocasionado por el envejecimiento.
¿Pero cual es su verdadero uso?
Sus veneficios son aquellos que disminuyen el dolor y malestar generados por distintas patologías. Por ejemplo, las cicatrices con síntomas de dolor, picor… al igual que problemas relacionados con el deporte, como las lesiones crónicas que dificultan la realización de una actividad deportiva habitual y así podríamos llevarnos todo el articulo explicando las causas.
La procaína en la terapia neural consiste en la inyección de la misma, causando un anestésico local que es aplicado en puntos dolorosos, cicatrices, bultos subcutáneos (gelosas), glándulas, ganglios y nervios periféricos.
Es una terapia complementaria y siempre coadyuvante al tratamiento de la patología médica con lleva a un seguimiento de las pautas establecidas por la medicina convencional que puede resultar eficaz.
Razones de sobra hay por la cual consideran que la terapia neural por acción de la procaína, permita que en el cuerpo se reactiven las funciones alteradas del sistema nervioso, del tejido conjuntivo, de las membranas celulares y de las enzimas; de este modo, es posible que todo vuelva —por el trabajo del propio cuerpo— a la normalidad, causando un alivio y curando muchas enfermedades. Por eso la procaína causa que nuestro cuerpo sea como un elemento enzimático constructor del organismo.