En este fascinante recorrido por la cosmovisión ancestral de la medicina tradicional mexicana, nos adentramos en la sabiduría de los antiguos nahuas para comprender los cuerpos que conforman la esencia humana. Soy Ariel, licenciada en salud intercultural, y me complace guiarte en este viaje de descubrimiento.
Los Tres Cuerpos Fundamentales
En la concepción náhuatl, cada individuo está compuesto por tres cuerpos distintos, cada uno con su propia esencia y función.
Tonacayo: El Cuerpo Físico
- Representa la carne, lo tangible, lo que podemos tocar y ver. Es la manifestación física del ser humano, vinculado a la tierra y al maíz, símbolo de la creación según la leyenda náhuatl.
Cuerpo Emocional
- Esta capa energética está íntimamente ligada al cuerpo físico y se manifiesta a través de las emociones. Cada vibración emocional impacta en nuestro cuerpo físico, generando movimientos y reacciones.
Cuerpo Mental
- Encargado de los pensamientos, ideas y la intuición. Representa la sabiduría universal y la expansión del conocimiento más allá de lo material. Su vibración está vinculada a la apertura mental y la flexibilidad en el pensamiento.
Entidades Anímicas y Fluidos Vitales
Estas tres entidades anímicas – Yolia, Tonali y Yeiyo – son esenciales para comprender la interacción entre los cuerpos y su entorno.
Yolia: El Vividor
- Representa el espíritu vital que ingresa en el feto durante la gestación, otorgándole cualidades heredadas de los ancestros. Su influencia se relaciona con el comportamiento moral y las enfermedades cardíacas.
Tonali: El Radiante
- Es la esencia única de cada individuo, vinculada a experiencias vividas y sueños lúcidos. Puede viajar fuera del cuerpo físico durante el sueño y regresar con nuevas percepciones.
Yeiyo: El Aliento
- Material anímico insuflado por las deidades al principio de la vida. Reside en el hígado y está asociado con el viento y el aire. Su desequilibrio puede causar enfermedades y alteraciones emocionales.
El Rito de Afianzamiento
El ritual de afianzamiento, realizado al amanecer del día del nacimiento, busca fijar las entidades anímicas en el nuevo ser. A través de baños, imposición de nombres y ofrendas al agua, se fortalece el vínculo entre el individuo y su cosmovisión.
Este viaje a través de los cuerpos y entidades de la medicina tradicional mexicana nos invita a reflexionar sobre nuestra conexión con la naturaleza y nuestros antepasados. Sigamos explorando estas enseñanzas ancestrales con respeto y curiosidad.
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